Un año más
La Palma del Condado ha vivido unas brillantes Fiestas Patronales que daban
comienzo a finales del pasado mes de Julio y concluían el pasado Domingo 1 de
Septiembre, y de nuevo un año más fiel a la cita, nuestra Hermandad ha
participado y ha estado representada en cada uno de ellos. Especialmente en el
día grande marcado en nuestros calendarios, el 15 de Agosto, donde nuestro
Hermano Mayor junto a los representantes de los demás grupos parroquiales
participó en la muy Solemne Función Principal de Instituto por la mañana,
Solemnidad de la Gloriosa Asunción de la siempre Bienaventurada Virgen María a
los Cielos en cuerpo y alma.
Ya durante
la Procesión del Voto del Rosario de Doce en la Noche y el Día de la Virgen,
una representación de nuestra Hermandad recibía a nuestra Patrona a las puertas
de la Ermita de San Sebastián portando varas y el estandarte corporativo de
Nuestra Hermandad que la recibimos como cada año. Y que llegaba a los sones de
la marcha “Corpus Christi” comandada por sus capataces y portada por sus
costaleros en una chicota que nos trajo a la Virgen hasta casi el mismo dintel
del gran portón de nuestra Ermita de San Sebastián, abierto de par en par sobre
las 2 de la madrugada, donde este año se omitió el toque de la campana para disfrutar
de las coplas que se entonaban en el mismo lugar junto con su Coro de
Campanilleros, para una vez finalizado, rezarle la Salve en la despedida entre
vivas y vítores con gran emoción ante tan extraordinario momento.
Otras
estampas extraordinarias nos regalaba nuestra Patrona en su Traslado de regreso
a su Ermita en la mañana del domingo 1 de septiembre, donde entre otros
momentos únicos, después de despedirse de la Parroquia frente a nuestro antiguo
Cristo del Perdón del Altar Mayor, visitaba la Calle Virgen de la Amargura y
recorrió el entorno del lugar de nuestra Primitiva Sede Fundacional del antiguo
cementerio o Campo Santo de la Soledad por primera vez.
Hacia las
dos de la tarde, una representación de nuestra Hermandad recibía a Nuestra
Patrona al comienzo de la Plaza del Stmo. Cristo del Perdón portando varas y estandarte,
donde como de costumbre en estos casos, se le colocó nuestra vara dorada a las
plantas de la Señora y se invitó a su Presidente a formar parte de la
presidencia del cortejo que la acompañó con el alegre repique de la campana de
la espadaña de nuestra ermita, que lucía engalanada para la ocasión, hasta el
interior del templo.
Una vez recibida frente a nuestro Señor en el Altar
Mayor, le fue ofrendado un ramo de flores y se hizo el rezo del Ángelus.
Posteriormente se cantó la Salve mientras nuestra Patrona se giraba a Nuestra
Señora de la Amargura y María Santísima de la Soledad, para ser despedida entre
los vivas y aplausos que la emoción del momento vivido improvisaba y la levantá
que su capataz dedicaba a nuestra Hermandad y todos nuestros hermanos difuntos.